lunes, 21 de mayo de 2012

Soldado avisado...

No, no creas que no le amo por estar diciendo esto. Sí, la amo. La amo cuando ríe, cuando me cuenta sus problemas y no deja de hablar hasta que yo me canso de que divague y cambio el tema; la amo cuando me mira y yo creo que estoy mirando el mar... La amo porque me hace sentir diferente, porque junto a ella no soy yo, sino que miles de personas luchando por una buena causa, con un ideal concreto, sano, tangible, común; La amo porque me gusta cuando me besa para que yo me sienta en casa.


No, no significa que ya no la ame el que te esté escribiendo a ti, esto ahora o el que aparentemente el proceso de recuperación paulatino al que someto nuestra relación cada cierto tiempo esté dando pequeños, pero grandes, resultados o aún más, el que piense constantemente en que hace uno, dos o tres años, cuando aún te conocía, yo no era la misma persona que soy hoy, junto a ella.

No, y por favor, no pienses que mi sentimiento ha cambiado en lo más mínimo, yo aún la amo con el amor sincero que pude, o no, sentir por ti alguna vez, pero que ahora dedico a ella: cuando llora, cuando canta, cuando delira, cuando me grita, cuando calla y cuando no está. Vivo por descubrir su manos en la oscuridad en que se ha convertido mi vida en el último tiempo...

No, no creas que no la amo por estar hablando contigo hoy... El amor no es tan escurridizo como lo planteas en tus modelos de vida ni tan efimero como te lo indica la sociedad a la que tanto alabas. Sí, yo la amo con todas sus virtudes con todos sus defectos, con sus sí, con sus peros, con sus por qués, con las palabras que quiero escuchar, con tantas otras que preferiría que nunca dijera. Con cada fibra de mi ser, la espero, la ansío, la quiero... pero simplemente, ella no eres tú

domingo, 20 de mayo de 2012

¿Para quien se puede, o no, ser?

No porque no oigas, se apaga la voz... mi voz
o se coarta la boca
o se muere la lengua
o se abstiene el alma.

Sólo muere en ti mi concepto de ser...

Old mama says..


La madre vieja dice que no te acerques, y yo, indiferente, voy y sigo y pienso que algún día compondré un gran blues... o no. O bien, seguiré sola, pensando sola, tomando sola, fumando sola, y así, como en un rol bien cliché de francsita de café de parís.

La madre vieja dice "no te acerques" y yo, indiferente y egoísta, voy y sigo para ser alguien que nunca he esperado ser; complicada a fácil, montóna a dinámica, elemenal a accidente, más aquello y no yo.

Camino, poruqel a madre joven me dice que siga; lloro porque la madre joven me dice que llore; miento porque la madre joven dice que mienta. Persigo, instigo, digo lo uqe no digo y que no se entiende. La madre joven es tonta y torpe; la madre joven es terca y grita porque no sabe discutir.

Tomo un lápiz y escribo: extrañaba escribirte con lápiz; extrañaba hacerte cartas, cuentos y sueños; extrañaba serte necesaria, a veces, elecuenta, otras tantas, María siempre impune.

Persigo. No, no persigo: los relatos sólo hablan guiados por memorias vanidosas. No hablemos de mover, señor tiempo, la peligrosa palabra desertar a los sitios propios (qué propios) tuyos de aquellos míos. 

Las manos manchadas, la madre joven, como Shakespeare hubiera sido. La madre vieja dice que no vaya, pero yo no le creo o no le quiero creer: caer, por error, y volar, por favor. Favores son debilidad.

La madre vieja es sabia y la joven, tonta; los hombres realmente no son racionales. Vaciar de contenido la substancia.
La madre vieja me dice que no vaya y yo solo quiero componer un blues, muy corrupto, muy doloroso. Así de sola...Me pide que me quede, pero yo confío, me entrego e involucro: qué necio al creer en las personas con las estacas en el alma. Me pide que no... y yo voy y sigo. El trágico momento de ir y como los predestinados, saber del no volver.

El que no es de sí mismo


Tratar, gritando en silencio
de no caer sin dar pelea
de no ser uno mas en la lista
tonto, simple y abstracto

Triste en el borde del abismo
es rezar, correr o temer
es perder o perder
no hay medios;
es el señor fin.

Buscando son rendirse,
desistir de buscar
indigno, insensato, cínico
No es sólo ser falso; es vivir.

Morder la lengua,
mirar a los ojos,
llorar como los hombres
asentir como los perros..
cobarde.

En la cueva,
la cueva incosciente del alma,
ni amigos ni resueltos,
ni sinceros ni presentes.

Solo alguien triste,
solo alguien frustrado,
amando y no amando
amando por no amar.

En la espalda las espadas
no sangra...
no llora..
(no son analogías de  lugar común)

Recurrir a la miseria,
pobreza de alma
canciones sueltas
en el río de consciencia.

Ser dueño; no dueño
ser pobre, miserable, despreciable
ser solo
en el abismo, gritando en silencio.

Señor Esclavo


El Señor Esclavo duerme de boca hacia la cama, no le gusta dormir de espalda porque dice que amanece mareado, se levanta siempre con el pie derecho, se baña con agua ni tan fría ni tan caliente (como le gusta) y se lava los dientes con Colgate, como le sugieren todos los dentistas de la propaganda.
El Señor Esclavo sólo usa ropa de marca y mira mujeres rubias; elige desear el estereotipo de belleza que la sociedad le impone y lo adopta como suyo en tanto hace uso de su libertad. Sus zapatos cuestan más que un mes de almuerzos y su corbata hace juego con sus ojos... o eso cree.
El Señor Esclavo gusta de la buena música; sólo música de salón o bailables. Siempre a la última moda, ve televisión por cable y se culturiza viendo el Discovery Channel; la semana pasada descubrió una interesantísima historia sobre los trenes en América y decidió que iría Estados Unidas en vacaciones.
El Señor Esclavo usa autos último modelo. La gente le dice que necesita sólo uno, pero su padre siempre le dijo que para qué correr si puedes volar; él entendió Ferrari. 
El Señor Esclavo tiene un nombre Inglés, que va acorde con su apellido seleccionado de una larga lista de nobleza. De él se ufana ante sus amigos y sonríe con un Martini en la mano. No toma Martini, pero le parece que suena adecuado. 
El Señor Esclavo fue a la mejor escuela y obtuvo la mejor educación; sabe hablar varias lenguas y toca el violín. Detesta la gente sucia, las uñas mal cortadas, el pelo grasoso o los malos modales en la mesa. Además, escribe con palabras elegantes.
El Señor Esclavo sabe elegir; tiene en su mente un cúmulo de cultura impresionante y aún así, cuando aquella niña, no tan rubia, no tan fina, no tan elegante, lejana al Ferrari y a los bailes de salón, le dijo que estaba embarazada, la golpeó sin clemencia y huyó... Porque al final, hijo de un estúpido mundo, el Señor Esclavo es esclavo de sus pasiones y de su insensible y vanal tiempo.

Colecciones


Pensar qué estarás haciendo ahora y por qué no estás ausente,
Si entre chillidos en silencio, mi alma, no estás.
No buscar en los pasillos cerrados de la inconsciencia,
En los vidrios rotos de cara al suelo, en la luz que no enciende.

Pensar en qué hago yo ahora, ya prescindiendo de la fe
De los lejanos, de las poesías muertas
Que suenan en mi cabeza de cuando en vez y que yo,
Sin miedo de sentirme sola por no sentirme alguien, acallo nuevamente.

Dejar de lado el sentido común, de justicia, de locura,
De la fuerza que mueve, del dolor, de morir:
No tener miedo a morir y despreciar lo demás.
Pensar en qué estás haciendo ahora y carcomerme el seso.

Demasiados prejuicios y demasiadas promesas,
La típica basura existencial que siempre predico:
No dormir desahuciada por el llanto,
No despertar pensando que hoy será otro día.

Caminar las calles solas en busca de un rumbo, ya no un Norte.
Buscar un olor a lluvia que me ayude a cambiar de opinión.
Encontrar un pasatiempo nuevo que no incite a la guerra.
No morigerar las ansias de saltar al abismo.

Desear, quizás, ser otro parado bajo el farol
o aquella que no habla y que no piensa, que no pide auxilio.
La típica basura existencial que siempre predico,
demasiado extensa como para ser, sí, intelegible. 

En lo que se me quema la vida, 
en lo que se extingue la llama;
Hablar demasiado a expensas de la verdad...
Y pensar a solas qué debo hacer con mi vida, ahora que, alma, me faltas.

Mi fundamento..


Ni ridículo ni posesivo ni anormal; Extrañar es el vicio más profundo del sentimiento, pero extrañar sin fronteras y sin rivales. Extrañar por el mero placer del vacío existencial materializado. Extrañar no decir, no pedir, no rogar, no exigir, no hablar de amor. El amor no es un vicio sino una perspectiva obsoleta.

Ni ridículo ni posesivo ni anormal; Susurrarte en todos los idiomas que no te vayas, tiempo. Susurrarte no de silencios sino de acentos y eso que desconozco, pero que me falta. Tratar de encontrarte sentidos, espacio y a ti, ajeno y perdido sentido, pedirte extensiones y movimientos. Amar no es un susurro; es una necesidad ausente.

Menos necio que absurdo y más congruente que desmotivado. Los sentidos engañan cuando la consciencia es torpe y es torpe la consciencia cuando uno no quiere y no puede ver. Ver no es ver; ver es oír, es bailar, es tocar, es lamer y absorber el aire que corre por las venas de la “i”. “i” de invisible, imaginario, idea, inexactitud, ilusión. “i” de nada.

No tan coherente como desesperado es arrastrarse a los pies del abismo y esperar caer. Permitirse caer hacia atrás, con la espalda hacia el futuro y la cara hacia al pasado. Siendo realista y no perfecto. Siendo inteligente y no obtuso. No obcecado sino persistente. No siguiendo un llamado interior, sino la voz que te dice “No vayas”.

Las manos desnudas, la mirada vestida, como un viernes, como si el sol se apagara mañana. Los ojos de cielo; ni ridículo ni posesivo, tal vez algo anormal. Cielo noche. Cielo de ciudad en Febrero. Cielo de un solo color. Cielo de no cientos, cielo y hielo y coherencias inconexas. “i” de inconexo y de instinto.

Vivir no es la máxima expresión del ser. Vivir no es la manifestación de un compuesto pensado y formulado para su fácil comprensión. Pensar no es propio de los humanos. Vivir no es una exclusión o un consenso. No hay un alguien posesivo y anormal  esperando. No es arbitraria la desazón.

Preparar las manos para recibir el legado, desnudas, y despintar los ojos de cielo, juntar a Dios, espacio y tiempo, perseguir, no partir, no quemar, no rogar más cariño: preparar el alma para la máxima manifestación que no es morir. Extrañar es el vicio más profundo del sentimiento y el amor no es un vicio sino una perspectiva obsoleta, la máxima expresión, el más profundo ser. Ni ridículo ni posesivo ni anormal.